martes, 16 de octubre de 2012

Restaurant POSEIDON

Esta  es una nueva entrada donde doy buena cuenta de los establecimientos de restauración que vamos descubriendo all around Algeria, con detalle de su calidad, género, servicio y precio por cabeza, para que podáis animaros y descubrir las joyas que esconde este país tan poco conocido.

Además, así os doy envidia y vendréis antes a vernos, que ya os veo yo, ¡remolones!


Este restaurante se encuentra en el puerto pesquero y deportivo de El Djamila, a escasos 20km. de Alger, junto a una playa artificial y zona de pesca deportiva que lo hacen perfecto para ir a pasar un día de descanso.

El restaurante dispone de terraza al exterior, razón fundamental por el que nos decidimos por él, sumado a que algo me dijo que en este establecimiento aprecian los productos de calidad, que no pierden la cabeza por la bisutería barata y no se conforman con cualquier cosa. 

¡Vamos!, que estaba convencido que poseían un paladar exquisito a la altura del equipo de seis hambrientos y ligeramente hunged-up españoles con ganas de darse un buen homenaje en pleno día sagrado musulmán y de guardar en tierras cristianas.


Ambos motivos nos llevaron a decidirnos por este restaurante especializado en pescado recién extraído, de frescura indudable, en un día de no excesivo calor, disfrutando de la brisa marina.

Inmejorable.

Llegamos al restaurante casi a las 15h de la tarde, 
horario totalmente normal en españa pero casi la hora de la merienda para un argelino.

Pedimos mesa para seis, nos ofrecieron una en la terraza y nos indicaron que eligiéramos qué pescado queríamos que nos prepararan.

Disponen de una nevera con vitrina donde está colocado el pescado del que disponen, extraído durante esa noche en las cercanías del puerto y escogimos un par de kilos de calamares, una docena de langostinos, cinco cigalas, seis salmonetes, un par de doradas de tamaño mediano, una pescadilla y un filete de pez espada. 

¡FETÉÉÉÉÉÉÉÉÉN!


Nos prepararon los calamares para ir abriendo boca, rebozados, junto al marisco, preparado a la brasa en una lumbre que tienen lista a tal fin.

Además nos pusieron un plato de un puré de pimiento asado con algo de aderezo picante y aceite de oliva a go-go, entremés muy frecuente en los diferentes restaurantes que ya hemos visitado, junto a unas ensaladas de la casa que nada tienen de exótico con respecto a lo que conocemos por allá.

Pan, que no falte. Esto es Argelia.


 No nos dio tiempo a acabarnos los entrantes cuando aparece semejante bandeja de pescado a las ascuas que haría las delicias de cualquier gourmet.

Deliciosos los salmonetes, fresquísimos y tiernos; jugosísima la dorada, con unos lomos importantes, suficiente para compartir;
sabrosísimo el filete de pez espada pero especial mención merece la pescadilla: no recuerdo haber comido nunca -repito, nunca- un pescado tan rico, jugoso y tan bien acompañado de una salsa que cubría la pieza por su interior, ya que la presentación fue a la espalda, con la espina dorsal extraída.

Totalmente delicioso todo.

El caso es que todo lo anteriormente descrito, sumado a un par de botellas de agua mineral, un cartón de 1l. de zumo de naranja, pan de barra a granel además de dos trozos de pan de pita caliente, pasado por la parrilla, fruta de postre y té de la casa o café nos salió por unos 2700DA por cabeza, precio totalmente aceptable para el homenaje que nos acabábamos de pegar y monto tras el que respiramos tranquilos ya que era tal el hambre que traíamos que, cuando nos sentamos, ninguno se le ocurrió preguntar por el precio o ni siquiera reparar en cuánto podía salirnos la broma.

C'est l'Algerie!

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