lunes, 8 de octubre de 2012

primeros días por Alger II

El jueves lo dediqué a empezar con este blog, hasta el día de hoy que lo hago público y pongo a vuestra disposición y conocimiento. El día transcurrió tranquilo pues casi no salí de casa hasta la vuelta de ïs a casa. Tocaba poner orden en el hogar, hacer limpieza y deshacer la maleta. ¡Misión cumplida, mamás!

Aproveché que ya tenía teléfono para contactar con Bouameur, alguien que se ha convertido en una persona importante para mí, pues se está preocupando por mí como un padre y del que no sé si hablaré en el futuro de él o me lo reservaré para mí y quien lea esto y lo conozca.


 Pero ya por la noche continuamos el descubrimiento de la ciudad. Un compañero que ya lleva un tiempo en la ciudad y que está ejerciendo de Cicerone con nosotros nos llevó a tomar unos zumos (aprovecho la ocasión para loar al mismísimo Profeta por los magníficos zumos que se pueden consumir en esta ciudad, elementos esenciales para suplir los líquidos perdidos ante semenjante humedad y que, consumidos en locales con aire acondicionado, hacen que el tiempo se detenga por unos instantes)

Una vez recuperados, unos de la jornada de trabajo, otro de un día de acondicionamiento general de la vivienda y todos de las condiciones ambientales, nos dirigimos a cenar a un restaurante en El Kettabi donde pudimos degustar las magníficas viandas que aquí acompaño: cous-cous con guarnición de pollo y cordero acompañadas de sopa de verduras para regar la sémola de trigo, pierna de cordero asada acompañada de verduras rehogadas y patatas fritas y sopa de verduras acompañada con un crépe relleno de pescado que degustamos disfrutando, una vez más de un local con aire acondicionado, algo no tan abundante como nos gustaría a lo largo de la ciudad.

Una cosa a tener en cuenta para los que llegamos de Europa es que la ley antitabaco es algo que aquí no pueden ni imaginarse por lo que de nuevo vuestra ropa volverá a oler a tabacazo y fritanga cuando salgáis de un restaurante. 

¿Qué queréis que os diga? En un país donde un paquete de Marlboro cuesta alrededor de un euro, casi se podría decir que el fumar es un deporte nacional, así que cuanto antes archivéis en vuestra memoria los años en que el humo ha desaparecido de vuestras vidas, ¡oh, jóvenes pádawan europeos!, menos sufriréis con el impacto y antes os acostumbraréis.

¡Bienvenidos a la ducha al llegar a casa tras haber salido de cena, marcha o a tomar un refrescante batido!

La noche continuó en un after-hours con reservado donde nos pudimos tomar una copa para hacer bien la digestión que haría las delicias de más de uno que esto lee y que ha compartido conmigo grandes momentos en el Iberia, el O'Muiño, o tantos y tantos bares donde hemos ahogado la noche entre pinchos de tortilla, croquetas y jarras de cerveza. 
Tranquilos que no os voy a dejar sin conocerlo cuando tengáis a bien venir a visitarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario