lunes, 8 de octubre de 2012

primeros días por Alger III

El viernes, primer día del fin de semana en este país y día sagrado de la semana en el mundo islámico, lo aprovechamos para conocer un poco más la ciudad, saliendo a caminar por la rivera del Mediterráneo en dirección oeste, camino de Bab El Oued y Nôtre Dame d'Afrique.


Comenzamos nuestro paseo por Didouche hacia la Place Audin donde hay varios edificios de la Universidad de Argelia, centro público de formación situado en pleno centro de Alger.
Por lo que sé hasta el momento, la educación es gratuita en el país, de ahí que la mayoría de ciudadanos, sobre todo las mujeres, de ahí que una gran cantidad de jóvenes tengan formación superior en este país.

¡Ay, Europa, qué superior te crees en tantas cosas...!


Una vez superada la Plaza Audin y la Universidad, avanzamos por l'Avenue El Kettabi donde me encontrá con esta maravilla de edificio que poco menos que me recuerda al Flatiron, dando una respuesta maravillosa a un solar complejo.

Es muy interesante analizar cómo resuelve las comunicaciones verticales en fachada, aprovechando el ángulo agudo del solar, de orientación NE, dando una respuesta estética a un problema de configuración en planta.

A lo largo y ancho de este barrio hay ejemplos de arquitectura colonial francesa, post-art decó, muy interesantes, que ya iré detallando más adelante, pero sirva este ejemplo como introducción a un recorrido arquitectónico por Meissonier.




Al final de esta calle nos encontramos con un espacio urbano impresionante, la Plaza de la Grande Poste, boulevard abierto en sentido ascendente que va desde el mar hacia la colina, perpendicular a la Bahía y cerrado en la parte superior por el Hotel El-Aurassi.

Esta plaza recibe su nombre por el espectacular edificio de la Grande Poste que es el que se puede ver aquí, sede central del servicio postal y centro neurálgico del Centro de la ciudad.

A partir de aqui, continuamos nuestro paseo hacia el mar, en sentido descendente, en busca del Puerto y los edificios administrativos de la ribera.


vista panorámica del Puerto de Alger desde la Wilaya 


El paseo frente al puerto y su balcón frente al Mediterráneo es una auténtica maravilla completamente inesperada para un recién llegado como yo. 
Una sucesión de edificios administrativos de estilo colonial francés donde se encuentra, entre otros, la Wilaya, o centro administrativo de la provincia de Alger que muestro más abajo.


Oficina Nacional de Turismo, Blvd.Che Guevara 


Este paseo, llamado Boulevard Ernesto Che Guevara, está formado por una vía rápida de cuatro carriles con un volumen de tráfico moderado para lo habitual en esta ciudad, flanqueado por dos aceras bien distintas para los peatones.
Del lado de la ribera mediterránea, podemos disfrutar de un paseo frente al mar, con la Bahía de Alger como fondo de escena que nos permite tomar medida de las dimensiones de la misma así como de la aglomeración urbana que en ella existe. Es una pena que en primer plano se encuentre el Puerto Comercial y de transporte de viajeros en los diferentes ferrys que llegan desde Europa, pues no se puede disfrutar del mar en primer plano, además de que el mar, debido al espigón de acceso al puerto que modifica la marea natural como no puede ser de otra manera en la configuración de tal instalación.

Wilaya de Alger

Del lado opuesto, hacia la ciudad, podemos circular bajo un paseo porticado en triple altura que nos protege tanto del sol como de las abundantes precipitaciones con las que me han adelantado que me encontraré en esta ciudad. Los soportales, formados por pilastras de fábrica y arcos de medio punto de estilo colonial, marcan una cadencia homogénea que dota a la cornisa frente al mar de una personalidad importante.
Paseos marítimos de renombre, situados en ciudades turísticas del sur de Europa, nada tienen que envidiar al que encontré en Alger.


Perspectiva desde Plaza el Kettani

Continuando a lo largo del paseo frente al Puerto, dejando la Casbah a nuestra izquierda sobre la que volveremos a hablar más adelante y en la que tenemos organizada ya una visita, la costa gira levemente hacia el oeste, dejando atrás la vista omnipresente de la Bahía de Alger. Tras ese giro hacia poniente, pasando frente al Bastión 23 ou Palais des Rais -al cual dedicaré una entrada por su importancia y belleza arquitectónica-, llegamos al la Plaza El Kettani, de nuevo un recodo de la ciudad donde emerge un jardín de palmeras y cítricos (agrumes, en francés; elementos de gran importancia en todo el Mediterráneo y que dotan -donde e pueda disfrutar- al ambiente de un aroma único y personalísimo) donde la gente encuentra un lugar fresco de relación.

Desde este punto de la ciudad, la perspectiva cambia por completo, encontrando como fondo de escena el Barrio de Bab El Oued y como hito arquitectónico, la Basílica de Nôtre Dame d'Afrique, iglesia de estilo neobizantino de finales del XIX y que domina el conjunto (como, por otro lado, era la probable y nada inocente intención de los promotores de tal edificio).

Todo este espacio está pendiente de ser remodelado bajo el paraguas técnico de un Plan estratégico diseñado para la Ciudad de Alger a lo largo de los próximos veinte años y que pretende realizar una transformación profunda de la ciudad. 
No sé hasta qué punto de hará realidad del mismo, cuántas modificaciones llegarán a buen término y cuántas de ellas quedarán en papel mojado, como suele suceder en la mayoría de los casos a la hora de ejecutar estos planes directores de gran ambición y alcance pero la intención de transformar la ciudad dotándola de un aire moderno y proveyéndola de sistemas urbanos que mejoren las condiciones de vida de sus habitantes es de reconocer.

En esta imagen se puede advertir cómo se plantea la recuperación del litoral para aprovechamiento lúdico, la creación de piscinas naturales que sirvan de lugar de esparcimiento vecinal, la remodelación del estadio multiusos y la remodelación de la Plaza El Kettani y la explanada que se abre frente a la misma.
Permaneceré atento a posibles avances al respecto, tanto por lo ambicioso del plan como por lo sugerente de su resultado.


Aquí terminó nuestro paseo del viernes, día sagrado en la ciudad, donde pudimos ver cómo, tras un inicio de la mañana de recogimiento espiritual y encuentro familiar, la tarde daba paso a la relación, el lugar de encuentro, el esparcimiento en playas, piscinas o la asistencia desenfrenada a un partido de fútbol de segunda división en el estadio de Bab El Oued.

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