martes, 16 de octubre de 2012

Restaurant HUBBLY-BUBBLY


El sábado 13 de octubre, tras nuestra visita al Monumento a los Mártires de Argelia buscamos un lugar donde comer, que estuviera cerca de la plaza ya que yo, personalmente, tenía interés en ir a ver qué se cocía en las carpas que allí había sin ser consciente de lo que me iba a encontrar allí, como bien os comento en una entrada anterior.

Así que tomamos el camino de bajada, en dirección al teleférico, donde nos pareció haber visto establecimientos para echar un bocado.

Teníamos ya bastante hambre (como de costumbre cuando buscamos sitio para comer, por otro lado) ya que no era pronto y menos para estos lares, por lo que nos metimos en el primero que nos encontramos.
El restaurante se llama HUBBLY-BUBBLY  y lo regenta Mustapha -aunque gusta que lo llamen Mus- camarero  muy atento que se desvivió en atenciones, se hizo fotos con nosotros y nos acabó dando su número de teléfono para que le avisemos siempre que queramos subir a comer allí, ofreciéndose a prepararnos cualquier comida que convengamos por adelantado y para tanta gente como necesitemos, en función de las previsiones de asistencia. 
Todo un fichaje para posibles reuniones o visitas de familiares y/o amigos.

El establecimiento no es más que una pequeña construcción donde apenas cabrán 20 personas, con cinco o seis mesas dispuestas para cuatro personas cada una y una zona exterior donde tiene colocadas otras cinco mesas bajo un olivo bastante viejo ya pero plagado de olivas aún diminutas. Le espera una buena cosecha. 
Subiremos en diciembre a ver qué tal le ha sentado el otoño al árbol.

Allí nos sentamos, bajo la protección del olivo, pese a que no hacía sol y prácticamente estaba cubierto como, de hecho, empezó a llover a lo largo de la tarde y, especialmente, por la noche de esa jornada.

Mus nos ofreció lo que le quedaba de platos del día, ya que era un poco tarde y no tenía ya mucha variedad.

Nos adelantó unos trozos de queso camembert rebozado y fritos exquisitos.
Y como plato del día nos pudo ofrecer sendos platos combinados de carne picada adobada con perejil, ajo y otras especias del terreno que no pude reconocer, con un huevo de codorniz semihecho sobre la carne, acompañado de spaggetti y patatas fritas y, por otro lado pechugas en salsa de nata y queso con la misma guarnición.

Todo esto con una ensaladita mixta para compartir y aceitunas verdes.

Pan que no falte, agua, zumo o coca-cola a elegir, postre y café o té. 

Todo ello por la friolera de 900DA por cabeza, lo que nos pareció un precio más que razonable por tratarse de una de las pocas zonas, pudiéramos llamarla turística, de la ciudad, las horas a las que le hicimos prepararnos la comida y la atención prestada.

Como os digo, la sesión estuvo plagada de fotos en uno y otro sentido, saludos cordiales y presentaciones, quedando comprometidos a volver a visitarlo en el menor plazo de tiempo posible.

Cumpliremos nuestra palabra.

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