domingo, 18 de noviembre de 2012

viaje a Orán_14-17/11/2012_día primero


El Fin de semana pasado (del 14 al 17 de noviembre de 2012) nos fuimos a Orán a pasar unos días y a conocer la ciudad. El vuelo desde Alger está en unos 45€ y la duración del mismo es de una hora, por lo que es como una escapadita de dominguero.

Salimos a última hora de la tarde del miércoles ya que al día siguiente, fiesta del Muharram, Primer día del Año Musulmán -han empezado el 1434 de la Hégira, para la información de todos mis lectores-, era día festivo en Argelia y podíamos aprovechar un día más de viaje. El vuelo lo hicimos ya de noche, de ahí que no tenga fotos más que del restaurante donde cenamos del que hablaré más adelante.

Nos recibió en el aeropuerto Bouameur y su sobrino, Hakim, el primero ya gran amigo en ese momento y el segundo, casi mi primo después de este viaje que os iré desgranando en sucesivas entradas. A ambos sólo les puedo agradecer de la manera más sincera las atenciones que tuvieron con nosotros y lo facil e interesante que hicieron nuestra visita.

Como decía, llegamos Orán a eso de las 20h. del miércoles 14 de noviembre, reventados tras un retraso de una hora en el avión, de una semana, corta pero intensa y deseosos de que volviera a salir el sol para, por fin tras varios intentos, disfrutar de nuestra primera salida de Alger.

Nos alojábamos en el Hotel Ibis Orán, fórmula económica para quien realice una visita a esta ciudad y, tras dejar nuestro equipaje y despedirnos de nuestra escolta -sí, escolta, policial y esas cosas; hablaré de ello más adelante- y de nuestros anfitriones nos dirigimos a buscar un lugar donde cenar antes de que se hiciera más tarde.
Nos decidimos por el Restaurante Maharaja, cuyas especialidades indias hicieron las delicias de grandes y pequeños. Ante el cuasi absoluto desconocimiento de los allí presentes ante las cualidades y diversidades de esta cocina índica, nos dejamos llevar por las recomendaciones del chef que nos sugirió un menú degustación para seis que nos permitiría poder degustar y saborear las distintas especialidades del restaurante.
La cena resultó copiosa, suficiente variedad para disfrutar de los distintos arroces, diversas salsas y platos de la casa, que nos satisfizo a todos de tal manera que nos sorprendió porque, realmente, ninguno de nosotros tenía ninguna soltura en cuanto a comida india se refiere.
La cena, para seis, fue más que suficiente, no pudiendo acabarnos absolutamente todo lo que nos pusieron, con un pan de pita recién hecho que era para chuparse los dedos, platos con dobles versiones -picantes y no picantes-, una especialidad de salsa de espinacas que nos resultó deliciosa a varios de nosotros, un éxito de pollo en salsas diversas, así como distintos arroces basmati deliciosos.
La cuenta, como veis abajo, no excedió de los 7000DA para los seis allí presentes, yéndonos a la cama con los estómagos bien forrados y con un sabor de boca que, a alguno de nosotros, le iba a acompañar hasta la mañana siguiente, el cual iba a desaparecer con ayuda de un absolutamente divino desayuno continental que íbamos a descubrir y disfrutar en la cafetería de nuestro hotel, pero eso ya es harina de otro costal y de ello hablaré en la siguiente entrada.
Hasta entonces a tod@s. 

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