lunes, 7 de enero de 2013

Mi primer trabajo en Argelia

 Por fin encuentro un rato para poder contaros con detalle algo sobre mi primer trabajo en Alger. Allá voy.

Después de un par de meses de envíos de C.V. a diestro y siniestro y tras varias entrevistas en algunas empresas de construcción que merece la pena olvidar, a primeros de noviembre de 2012 recibo un correo electrónico de un estudio de arquitectura argelino.

En el correo se referían al interés en mi currículo y en su deseo de mantener una entrevista conmigo de manera inmediata.

Imaginaos el tembleque que me entró cuando, tras un mes y medio en el país, me convocan a una entrevista de trabajo en un idioma en el que hace apenas ese mismo mes y medio era incapaz de decir poco más que los números, los colores y cómo me llamaba.

Así que, para empezar, cojo el teléfono y llamo al número que me ponía en el correo electrónico para concretar la cita. 

Me temblaba todo.

-"Alo?" Escucho al otro lado del auricular. Fueron apenas dos minutos de intercambio de frases cortas y concisas en las que, llevada a término la conversación, el resumen fue que quedábamos para el día siguiente a las 15h. de la tarde para vernos cara a cara.

Primer asalto superado con suficiencia.


Así que, el 8 de noviembre del año ya pasado, me dirijo a Bouzareah, un barrio nuevo para mí en aquel momento, situado en las colinas de Alger, al noroeste del centro de la ciudad, a unos seis kilómetros andando de casa, del centro de la ciudad, todo un mundo en aquel momento para mí, pero un paseo para mí habitual en estos días. 

Llamo a mi fiel y servicial Kader, taxista de confianza y refuerzo de mis clases de francés por el repaso habitual al francés de la calle, y me desplazo a la parte alta de la ciudad, más arriba de Ben Aknoun y El biar, en Air de France, frente a la Université de Alger II, el despacho de arquitectura o bureau d'études, como aquí se conoce, Dune Architecture.


Allí me reciben estos jardines que estáis viendo desde el comienzo del post, espacio de recepción de una villa en dos alturas donde se encuentran las dependencias del despacho.

De la entrevista poco más voy a decir más que mi incorporación fue inmediata y al día siguiente volvía sobre mis pasos llevado por mi fiel taxista una vez más y allí me encontré con el fantástico equipo que a continuación os voy a presentar.



A partir de entonces, mi dia se desarrolla en esta parte alta de la ciudad, atalaya a donde es imposible llegar en menos de una hora desde el centro de la ciudad y para la cual mi despertador está fijado en las 6:15A.M. para poder coger el autobús universitario que me lleva hasta la puerta del Campus de Bouzareah. De ahí a la puerta de trabajo, un desnivel que a las 7:45A.M. parece una ladera del Everest y una marea de jóvenes estuduiantes, el 90% de ellas chicas, que se dirigen a sus clases de carreras de letras.

Bouzareah es un barrio tranquilo, residencial y modesto, dominado por un enorme cuartel militar y la propia Universidad. La cuestión es que para llegar hay que pasar por Chevalley y Claire Val, un verdadero embudo, donde se unen los flujos de entrada y salida noroeste de Alger, direcciones Cheraga, Zeralda y los accesos por Ben Aknoun y El Biar. Alguien que no haya vivido una hora punta en esta ciudad no sabe en realidad lo que es la polución y la congestión. Ahora bien, no se oye un bocinazo. Más de uno debería aprender de esta gente, pero sólo algunas cosas...

De izqda. a dcha. y de arriba a abajo, Nadir, Hamou, Lounes, Mahdoud, Basel y Nasrine; Moi même y Ghiles.

En cuanto al trabajo, este es el equipo completo que lo componemos, a los que habría que añadir a Brahim, el chico para todo del estudio, la Secretaria (a la que todos conocemos como Madame) y los propietarios de la empresa, M. y Mme. MALKI, matrimonio y ambos arquitectos.


El equipo está formado por dos infografistas, Mahdoud y Hamou, los dos más veteranos del lugar, que se encargan de modelar en 3D mediante 3DSMáx y otras aplicaciones los proyectos que tenemos en curso. Son realtemente buenos y es uno de los aspectos que más me ha sorprendido del trabajo. 
Después, en orden de antigüedad, se encuentran dos diseñadores/delineantes, Ghiles y Nadir, de 30 y 37 años respectivamente que se encargan de darle forma y maquetar los proyectos residenciales, trabajando ambos en Revit, Archicad y Autocad. ¡Unos majetes, los tíos!


Y, por fin, los arquitectos, el equipo que coordino y con el que estoy seguro que vamos a lograr hacer muy buenos proyectos, Lounes, Nasrine y Basel, un kabil, una francesa de familia argelina llegada al país siendo una niña y un refugiado sirio al que no se le borra la sonrisa de la boca pese a la procesión que debe llevar por dentro, viviendo a distancia una guerra que, a día de hoy, lleva ya 40.000 muertos contabilizados según la ONU.

Con este equipo me ha dado ya tiempo de realizar un concurso de una Estación Intermodal en Zeralda de la que estamos a la espera de resolución pero que ha sido un placer llevar a cabo, mientras nos íbamos descubriendo los unos a los otros.

Unos chavales recién salidos de la carrera (Lounes y Nasrine; Basel tiene mi edad y un poco más de experiencia que aquellos) con unas ganas de trabajar y aprender que sólo pueden llevar a buenos resultados.


Y, mientras tanto, como no todo va a ser trabajar, y si no os acordáis ya os lo recuerdo yo: estamos en Argelia, aquí os dejo unas fotos de la celebración del 49 cumpleaños de Hamou, el más moreno de los presentes, con su marquita en la frente como todo buen argelino que se precie de acudir lo suficiente a la mezquita y su consecuente doblez de cérviz. Toda una moda en la ciudad.


Este fue nuestro regalo: una copia de Autodesk completamente legalizada para la ocasión, con un chip incorporado para seguir trabajando en el caso hipotético (más tarde sabríamos que devendría inútil) de que el 21 de diciembre pasado el mundo hubiese acabado.

Para tod@s aquell@s que bien sepáis leer árabe, os dejo un jeroglífico en el que sobra un vaso de zumo pero en el que se lee perfectamente el nombre de uno de nosotros.


Abrazos con los brazos.

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