El martes 9 de octubre estuvimos cenando junto a parte de la colonia española en Argel en el Resto KHAIMETNA, situado en la Rue Ahmed AFFROUN, casi en la confluencia con el Boulevard Mohammed V.
El restaurante es un lugar amplio y luminoso, donde puedes hacer cenas con bastante gente (nosotros éramos quince personas), y con un trato exquisito por parte del personal de la casa, especialmente del camarero, argelino natural de la Kabylia, muy expresivo y con conocimientos de alemán que gustaba de mostrar ante el visitante europeo. Como en todos los restaurantes que he visitado hasta el momento en la capital también se puede fumar a lo largo y ancho del establecimiento, lo que puede que sea un problema para el comensal europeo acostumbrado a ambientes libre de humos. Si este es tu caso, espera que descubra otro restaurante, que los hay, donde tus ojos y nariz queden libres de elementos que perturben el disfrute de los manjares argelinos. Además, el olor que desprende tu ropa y tu cuerpo cuando sales del mismo te impregnará hasta la próxima ducha y visita de aquella a la lavadora.
La cena comenzó con unos entrantes de pasta de pimiento picante para untar sobre pan, olivas negras y verdes, unos tacos de paleta/pechuga de carne y algo de beber mientras mirábamos la carta.
El restaurante servía alcohol, por lo que pudimos tomar unas cervezas y, en mi caso, un vino argelino que no era ninguna maravilla: caliente y áspero al paladar pero con unos pocos grados de temperatura menos tendría un pase agradable.
La carta tiene entrantes fríos como ensaladas, olivas, atún aliñado y platos del estilo según tradición mediterránea; entrantes calientes como boquerones, sopa o algún crépe de pescado o pollo; carnes de cordero, pavo y ternera y pescados según disponibilidad.
Aquí pongo alguna muestra de los platos que pedimos, unas doraditas a la parrilla con un sabor buenísimo aunque un poco hechas de más; una lasaña de verduras, con queso por encima y gratinada y unas brochetas de pollo y verduras acompañadas de guarnición de patata cocida y verduras rehogadas.
La comida deliciosa aunque un poco caro todo. Además el servicio fue muy bueno aunque lentísimo, puede ser que en parte por la cantidad de gente que éramos ya que, eso sí, no sacaron los platos hasta que tuvieron los de todos, lo que provocó una interminable espera además de el enfriamiento de algunas viandas a la hora de llegar a la mesa. Pese a todo, me pareció de una atención a remarcar.
Cerramos la noche con unos gin-tonic para hacer la digestión muy refrescantes.
La cuenta, a unos 2400DA por cabeza. Como os digo, ningún chollo para tratarse de Alger.
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