Razones exclusivamente logísticas y ajenas en todo caso a la voluntad del administrador de este blog han impedido que semejante iniciativa, pionera en estas latitudes, haya podido ser compartida con los verdaderos protagonistas de este blog, ustedes, mis lectores/as.
La velada, que tuvo lugar en la sede de Messioniers, Alger,capital de la República Democrática Popular de Argelia, el día 23 de Noviembre del presente año que ya nos deja, comenzó con un éxito de participación con el que no contaban los organizadores, contando con 10 pintxos inscritos en tiempo y forma en la Sección Oficial del evento.
Pasamos sin más dilación a la crónica del magno acontecimiento en orden de aparición y participación, para finalizar con el palmarés y acta oficial con recuento incluido con la intención de disipar cualquier atisbo de duda en la asignación de las posiciones tras las votaciones.
Dejó buena impresión entre la concurrencia, tanto por la corrección en su elaboración como el equilibrio entre sus ingredientes a lo que hay que añadir y de ahí viene su nombre, la súbita incorporación al programa de la noche, por lo que la organización quiere agradecer con estas líneas que, finalmente, estos dos participantes pudiesen estar presentes en la sección oficial del certamen.
A continuación pudimos disfrutar de un pincho que no podía ser elaborado más que por un técnico en la combinación de elementos, ya sean químicos o gastronómicos, el Ingeniero Químico D.Javier Hernández Díaz, que realizó ante nuestros sentidos todo un ejercicio artístico al más puro estilo de la escuela gimnasta rumana de la década de los '70: dominio de los diferentes elementos, maestría en su utilización y esmerada ejecución. Todo una demostración de savoir faire que, como no podía ser de otra manera, obtuvo su recompensa a la hora del reparto de galardones.
El pintxo, bautizado por su creador como El Bourdj El Bei, consistía en una perfecta estructura apilada en varias alturas, de ahí el nombre elegido -edificio, en árabe, N. del R.-

Todo este ejercicio de magna combinación de elementos y sabores, aparentemente insuperable, se vio potenciada por la presencia de una reducción de zumo de naranja natural recién exprimido que bañaba el conjunto, dotándolo de unas reminiscencias cítricas al más puro estilo magrebí.
Todo un crisol de sabores enfrentados pero que hicieron las delicias de los experimentados paladares que esa noche allí nos dimos cita.

Soberbia prueba de la sapienza culinaria llegada de las cuencas mineras que dejó claro que con un léxico adecuado, en cualquier lenguaje se puede dominar.
No obtuvo su merecida recompensa a los postres pero contribuyó de manera eficaz a que las copas del Limitless tuviesen buen terreno donde aterrizar.
Alcanzamos con el siguiente pintxo el ecuador de la prueba: La Gallette de Roi au Pomme Noir, del chef manchego-levantino, Isaac Rico, que a la postre alcanzaría el máximo galardón de la prueba.
Pese a su aparente estado de precarbonización, esta rosca de harina de trigo rellena en su interior de formidables porciones de entrecotte de ternera del país a la plancha, sobre cama de salsa de champignons, nata y nueces, cebolla, manzana confitada y queso, hizo sucumbir a los presentes a un estado de fruición cercano al éxtasis del que debió disfrutar Santa Teresa de Jesús en plenas misiones en busca del Altísimo.
Magnífico pintxo pese a la decepcionante presencia y rácana presentación.

Compartiendo tosta con fina maestría con anchoa del mediterráneo en conserva magrebí , no podía gozar de nombre más Castellano: El Cid Campeador.
La presentación del pincho mereció el galardón de la categoría, compartido ex-aequo con MaeseQuímico, por razones evidentes y que dejo a juicio del lector para su deleite.
Un gran pintxo realizados por dos mejores personas que tuve el gusto de conocer esa misma noche.
Os esperamos en el siguiente Certamen.
Y qué podría decir este humilde redactor, reconvertido por vez primera en estos lares en crítico gastronómico, del siguiente pintxo que nos ocupa, sin evitar caer en la tan manida falsa modestia propia de medios superficiales tan propios de esta época sin estilo en la que vivimos.
Qué decir del deífico ejemplar que nos ocupa, más propio del Olimpo griego que de terrenales tabernas; un pintxo ante el que el diccionario se aviene parvo, falto de adjetivos que ayuden a los que por desgracia no pudieron asistir a su presentación en sociedad y disfrutar así de tan superlativo manjar.
El siguiente y quinto pintxo de la noche, ejemplar concebido, diseñado, realizado, transportado y presentado por el que estas líneas escribe, D.Daniel Boone, consistió en una deconstrucción conceptual de la bandera argelina llevado a la mesa por medio de una base de queso fundido danés sobre la que se apostaba una segunda capa de guacamole -según la receta de la familia Hesberger, afamada cocinera de cuna Detroitarra pero orígenes mitteleuropeos- que componían los colores de la enseña nacional, culminados por una media luna de tomate natural y una estrellada gota de confitura de fresa que aportaba al conjunto la dulzura necesaria para sublimar el resultado.
De nombre, One, deux, trois, vive l'algerois! a.k.a. One, two, three, vive l'Algerie, haciéndome eco de uno de las cánticos más escuchados en el país.

Como se puede ver en las imágenes que acompañan a la crónica, gozaba el pincho de suficiente empaque, no ya para alzarse con uno de los galardones pero sí, al menos, para verse gratificado con el galardón siquiera del público.
Una lástima que no laminará mis fuerzas para la participación en futuros eventos similares en esta o vecinas wilayas.
Pero la noche continuaba, como no podía ser de otra manera, pues nuevos y mejores pintxos aguardaban en la oscuridad de la cocina a ser convocados por el maestro de ceremonias.
Y la noche dio paso a la aparición del pintxo de mi querida compañera de andanzas , caminos y viajes: la Licenciada Otsagabia, la cual presentó ante el jurado una sobria pero elegante tosta integral de trigo sobre la que colocó una anchoa del Golfo de Tipaza en equilibrada salazón sobre tríada nímbea de queso ahumado.
Soberbia combinación de sabores que pecó de excesiva sobriedad en su presentación pero que al que estas líneas escribe le pareció el mejor ejemplar de la noche, ideal para ser acompañado por un vino blanco de bajas graduación y temperatura y fantástico para compartir entre amigos disfrutando de un ambiente distendido.
Aquí podemos ver la presentación del pintxo, denominado 13 Yaket wa Rabta, o la más cristiana traducción del mismo, 13 Chaqueta y corbata, por lo evidente de su diseño.Moderna combinación de formas y elementos que más se diría extraído de las mismísimas cocinas de la primera Bauhaus de Johannes Itten que propia de estas épocas carentes de estilo.
Tal vez esa fue la principal causa de su escaso eco en las votaciones finales.
La noche siguió su curso con la aparición del sorprendente pintxo Volcán Reventado, del Maestro matritense D.Guillermo Sierra, consistente en yema de huevo frito sobre pajaritas de pasta de sémola dura de trigo en salsa de tomate sobre en porción de pan de molde tostada con mantequilla de vaca.
Un experimento que no por lo aparentemente discordante de sus componentes merecía menor atención y que realizó un aporte energético importante tras unos cuantos ejemplares de escaso valor calórico.
Un pintxo potente y completo: proteína e hidratos a partes iguales y con escaso aporte de grasas insaturadas.
Un buen pintxo que recibió acordes resultados.

Tal vez esto, sumado a la sencillez de su elaboración pero sorprendente combinación, le supuso al eminente pinche de cocina empatar con nuestro siguiente y último participante en la categoría de mejor nombre de pintxo.

Con todos ustedes, el Hundir la Flota, muestra de la experiencia acumulada por nuestro representante pamplonica tras largas estancias locales a las que hay que sumar estadías visitantes en las mejores universidades de Canadá y EE.UU.

Poco más se nos ocurre en la redacción que se pueda contar sobre la noche, salvo una galería de imágenes que rinda pleitesía a los premiados, así como la presentación y publicidad del acta del recuento de votaciones para evitar suspicacias y hacer alarde de una democracia participativa y transparente al servicio del ciudadano y en favor de una mayor confianza en los poderes que nos representan.
Los restos, para la vuelta del Sheraton. Si nos estuvieron buenos por la noche, imagínense por la mañana...
Hasta la próxima edición.